Empezando esta aventura

EMPEZANDO ESTA AVENTURA

Por fin aquí está la sorpresita que os venía anunciando estos días.

Espero que este espacio llegue a ser un lugar de encuentro interactivo; ese libro de visitas; el diario de bitácora en el que también vosotros reflejéis libremente vuestras impresiones y emociones, y así nos enriquezcamos todos.

¡Ojalá que os guste! Irene

sábado, 15 de agosto de 2009

Bienvenido-Deseada-Inoportuna-Inesperada

Bienvenido - Deseada - Inoportuna - Inesperada

Hay una niña de ocho años que tiene otros tres hermanos, un padre y una madre. Vive en un entorno feliz. Su madre es ama de casa y se ocupa de los niños, de las comidas, de llevarlos y traerlos del colegio, de los uniformes, de la administración de todo lo doméstico. Su padre ocupa un puesto de responsabilidad en un gran banco y a menudo trae trabajo a casa. Aún así, siempre tiene tiempo para jugar con sus hijos y para un elogio para su mujer. La niña es la tercera de los hermanos. Es un puesto incómodo ser la mediana. Con su hermana menor se lleva menos de dos años, por lo que ha disfrutado poco del privilegio de ser la pequeña de la casa. Sus dos hermanos mayores le llevan más de cinco años y la dejan en una situación de volver a ser la mayor...de las pequeñas.

Como una broma de mal gusto que sólo entienden ellos, sus padres les han puesto apodos: bienvenido - deseada - inoportuna - inesperada

Maldita la gracia que te llamen inoportuna. Para colmo de males, a menudo bromean con ella diciéndole que en realidad era un perrito que se encontraron por la calle haciendo pis en una farola.

Sus padres nunca han leído libros de psicología ni de pedagogía. En los años setenta eso no se llevaba, y cualquiera que leyese esto hoy, pensaría lo equivocados que estuvieron en su educación.

Sin embargo el lector no sabe que su padre tenía una capacidad única para hacerles sentir a cada uno de ellos especial. Jamás dudó en decirle, a veces a solas y otras delante de todos sus hermanos que ella era su hija favorita. A los demás les diría otras cosas, pero de eso ella no se acuerda.

Han pasado muchos años, la niña ahora es una mujer adulta y madre de dos hijos. Su padre murió hace casi treinta años cuando ella era aún pequeña, pero entre los recuerdos más íntimos y más antiguos de esta niña-mujer siempre está el abrazo de su padre, ella sentada en sus rodillas, mientras le dice "Tú eres mi favo".



Irene, 15 de agosto de 2009