La otra cara de la moneda

Queridos todos:

La semana pasada os envié una foto estupenda desde la playa. Momentos así, tan relajados y de tantas risas son escasos y hay que atraparlos al vuelo y exprimirlos hasta la última gota. Esta semana en cambio ha sido más bien dura. Aunque también ha habido algún que otro momento de evasión y la buenísima noticia de que mi querida Sol está mejorando, la tónica general ha sido de mucha tristeza y alguna crisis de angustia.

Mañana por la mañana me hacen un nuevo TAC. Según el médico no debo preocuparme porque es de mero control, para comprobar que la mejoría que él percibe con este tratamiento es real y poder medirla de algún modo. Pero el miedo es libre y por mucha fe que una quiera tener, a veces se me escapa y me juega malas pasadas. No tendré los resultados hasta dentro de una semana, así que habrá nuevos días de nervios y de darle vueltas a todo.

En días como estos escribir me alivia bastante. Es una manera de sacar todas las preocupaciones que se van quedando adentro. Y después, leer lo escrito al cabo de uno o dos días ayuda a relativizar, porque te das cuenta de que lo que ayer era un abismo hoy ya no lo ves de la misma manera, o está superado o han pasado cosas nuevas que le hacen perder importancia. Porque la vida está en constante movimiento y a veces lo difícil es fluir con ella.

Os iré contando. Por la tarde me dan mi sesión de quimio. Pedí que me la adelantaran al lunes para poder estar más recuperada de cara a las vacaciones de Semana Santa. Diez días con los niños. Tengo planes de salir de Madrid y estar con más amigos con niños, así estamos todos más entretenidos.

En fin, perdonad por este tono en el correo. Para mí ha sido un ratito de terapia.

Un beso a todos,

Irene