Empezando esta aventura

EMPEZANDO ESTA AVENTURA

Por fin aquí está la sorpresita que os venía anunciando estos días.

Espero que este espacio llegue a ser un lugar de encuentro interactivo; ese libro de visitas; el diario de bitácora en el que también vosotros reflejéis libremente vuestras impresiones y emociones, y así nos enriquezcamos todos.

¡Ojalá que os guste! Irene

domingo, 31 de marzo de 2013

Historia de un cuaderno


Hola, no tengo nombre. Soy un cuaderno. Mis hojas son de cuadritos, tengo dos tapas duras de color verde y una espiral blanca.

Hace tres meses estaba muy contento junto con otros cuadernos. Era el primer día del curso y la Señorita Lola, nos iba a repartir entre los niños. ¡Qué impaciente estaba por conocer a mi nuevo dueño! Veréis cómo pasó:

“Tengo a cuatro cuadernos más encima de mí y voy escuchando nervioso a la señorita:
- Luis Almeida (ése no será el mío, pienso)
- Rocío Arango (una niña…me han dicho que las niñas nos tratan mejor)
- Silvia Beltrán (otra niña…ay madre, quién me tocará)
- Carlos Bordón (ya me toca, ya me toca, estoy el primero ya)
- Jorge Cánovas (¡Jorge Cánovas! Un niño pelirrojo y con pecas, que tiene una cara de travieso…)”

Jorge resultó ser efectivamente un niño muy travieso. Lo primero que hizo fue poner su nombre en mi portada y después la asignatura: “CONOCIMIENTO DEL MEDIO”.
Hasta ahí todo bien pero…¿sabéis lo que hizo después? Esto:

C ONOCIMIENTO  DEL  MEDIO

Y me tiró descuidadamente a la cajonera.

- ¡Eh oye! - le dije al libro de Matemáticas- ¿Te importaría moverte un poquito? ¡Me estás arrugando las hojas!

Pasó la primera semana y Jorge sólo había garabateado algunas palabras en mis primeras páginas. Siempre usaba un bolígrafo azul. Apretaba mucho al escribir y ¡me hacía un daño…! Tenía una letra bastante desordenada: las “b” se inclinaban a la derecha, las “j” a la izquierda…y cuando se equivocaba ¡hale! ¡un tachón!

En una semana me había convertido en el cuaderno más feo de toda la clase.

En las clases de Geografía, Jorge empezaba a soñar con viajes y aventuras a selvas tropicales o al Polo Norte. Distraídamente pasaba su bolígrafo por mis espirales.

- ¡Qué cosquillas! ¡Jorge, para por favor, que se me saltan los cuadritos de tanto reír!

Un día Doña Lola dijo:

- Chicos, dejadme todos los cuadernos de “Cono” encima de mi mesa que esta tarde los voy a corregir.

Yo iba temblando en las manos de Jorge. ¿Qué me harían?

Doña Lola cogió un boli de color rojo y cuando me abrió, pude ver su cara de enfado. Empezó a escribir aquí y allá con una letra aún peor que la de Jorge:

¡Esto está mal! 
¡Faltan actividades! 
¡Completar! 
¿Dónde está la portada del tema dos?

¡Me dejó tan feo que parecía un monstruo!

Aquella tarde de vuelta a casa Jorge iba como siempre, corriendo y saltando. Los libros y cuadernos que íbamos en la mochila nos poníamos a dar botes. Era divertidísimo, como estar en una montaña rusa. Luego en casa ya sabíamos lo que pasaba: ¡golpetazo!  Jorge tiraba la mochila al suelo y nos dejaba allí toda la tarde.

Pero aquel día, sus padres hablaron muy serios con Jorge:

- Hijo, tú eres un chico muy listo y puedes hacer los deberes muy bien. Además, la Geografía te encanta. ¿Por qué no piensas un poco en tu cuaderno? Debe de sentirse fatal de ver que es el más feo de la clase. Y es TU cuaderno. Él muestra a los demás cómo eres.

Yo no podía creer lo que estaba oyendo. ¡¡Hablaban de mí!!

Desde entonces, Jorge utiliza rotuladores de colores.

¡Son tan suaves como las caricias de las mamás! 

Y también se esfuerza por hacer buena letra y dibujos ¡muchos dibujos! Tengo una página- la número 23- que es mi preferida ¡porque tiene dibujadas las banderas de todos los países del mundo! Cada noche, elegimos una bandera y en sueños volamos hacia allí en busca de aventuras.

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